miércoles, 5 de febrero de 2014

La definición de filosofía, un problema filosófico

La definición de Filosofía es una de las cuestiones decisivas de este ámbito del saber humano. Sin embargo, es habitual que tratadistas, profesores y autores de manuales introductorios a dicha forma de conocimiento la planteen al primer contacto con sus potenciales interlocutores. Antes de cualquier experiencia de orden filosófico. 

Pero es el caso que el propósito de la enseñanza de esta materia es filosofar, en vez de poner al alcance o aprender de memoria un sistema, un rimero de fechas, biografías o conceptos, ni las preceptivas de una o más escuelas de pensamiento, como de continuo se cree. Luego, lo recomendable es arribar a la cuestión de qué es la Filosofía como parte de un proceso en lugar de adoptarla como punto de partida.

Claridad, distinción y aclaración de supuestos son elementos constitutivos del quehacer filosófico. Adoptar de entrada una definición de esta manera de abordar la realidad equivale a asumir una posición inicial. Esto es, internalizar un punto de vista al margen de todo examen o vivencia, reflexión y discusión, pero, sobre todo, tomar una posición de carácter unilateral, elegir un camino antes de haber considerado las restantes opciones a la vista. 






Además de crítico y conceptual, el filosófico es un saber de tipo general. “El filósofo es también un especialista, un especialista en universos”, dejó dicho, con razón, Ortega y Gasset. Filosofar es, en efecto, ir por el mundo a la caza de cuánto hay de universalidad en las cosas y asuntos del mundo o realidad. Cuando alguien, prima facie, comunica un concepto de Filosofía, y una o más personas lo adoptan, sin más, como bueno y válido, se ha dado el primer paso hacia el adocenamiento. 

Vale decir, hacia la negación, de hecho, del modo de proceder de quienes desean abordar un asunto al margen de todo supuesto, ir a la raíz de un problema; esto es, filosóficamente. No existe una, sino múltiples definiciones de Filosofía. Cada filósofo, y aun cada aprendiz o aficionado en trance de alzar el vuelo a la sombra de la Lechuza de Minerva, se topa de pronto con la necesidad de dejar ver qué es o cómo percibe esta manera de acercarnos al todo y sus rosas íntimas. Lo propio acontece con cada escuela, cada sistema y cada época.



La noción con que operan éste o aquél autor, filósofo o profesor corresponde a una de las siguientes posibilidades: a) ha sido tomada en préstamo a alguien que les antecedió en el orbe de esta preocupación, aun cuando se trate de un contemporáneo; b) expresa la confluencia o conjunción de dos o más de las múltiples definiciones expuestas en el decurso histórico de la disciplina; c) es completamente nueva, en el sentido de que expresa la particular visión que acerca del tópico tiene el sustentante. 

Ahora bien, en cualquiera de los casos se habrá renunciado, por omisión, a todas las restantes, sin conocerlas, sin un acercamiento previo a aquello que se pretende delimitar y sin estar en posesión de los requerimientos básicos para filosofar.

Por: Alejandro Arvelo / alejandroarvelo@morderelpolvo.com
*La escuela de Atenas, de Rafael.

Tomado de la Revista cultural bimestral "Morder el Polvo".

3 comentarios:

Jorge Ramiro dijo...

Siempre he admirado a los distintos filosofos y por eso me gusta disfrutar de sus pensamientos y reflexiones. La filosofia antigua es la que mas me gusta porque valoro los pensamientos en la época de la que hablamos

pakokabarcos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
pakokabarcos dijo...

Tiene razón, pero los gallegos somos , en esencia y potencia, DESCONFIADOOS

soydelugoynoloniego.blogspot.com.es