miércoles, 6 de mayo de 2009

Breve estudio crítico acerca de la teoría de la ciencia en Aristóteles, IV

IV – Apuntes para el estudio de la teoría del conocimiento en Aristóteles

Según hemos visto, en la metafísica
[1] , Aristóteles ha afirmado categóricamente que “nada que sea universal tiene una existencia aislada de los seres particulares”; pues un universal no hace sino reflejar propiedades y relaciones de los seres sensibles concretos [2] y en tanto que esencia, es absurdo que pueda separarse “de aquello que ella es esencia” sin que éste ser deje de ser. De ahí que por absoluta necesidad todo universal debe venir dado siempre a partir de las entidades particulares, y lo que es más, empíricas, según la opinión de Aristóteles, la experiencia da una visión ejercitada de las cosas pudiendo en consecuencia, aquellos que se basan en ella, captarlos en toda su riqueza y exactitud. Pero bien, siendo la realidad siempre concreta, es evidente que la experiencia será también particular; pero es precisamente a partir de las entidades particulares como es posible aprehender lo universal. De ahí que nadie sea sabio por naturaleza como se desprende de la cosmovisión platónica.
En éste sentido, Aristóteles plantea que es a partid de los principios y en relación con los fines como se hacen las demostraciones, en cuyo sentido el entendimiento es a la vez principio y fin; “no obstante hay que tener en cuenta las afirmaciones no demostradas y las opiniones de las personas empiristas, de los ancianos o de las personas que reflexionan, como también las demostraciones pues la experiencia ha dado a aquellos una visión ejercitada de las cosas, y así ellos las ven con toda exactitud. “(…)” a partir de los hechos particulares se deduce lo universal. Ahora bien: éstas proposiciones particulares exigen la sensación, y ésta sensación es, hablando propiamente, lo que alimenta el pensamiento
[3]. Que si bien la intuición es la fuente originaria del conocimiento científico (primeros principios) “es evidente que hemos de llegar a conocer las premisas, primarias por inducción, pues el método por el cual la percepción sensible siembra en nosotros el universal, es inductivo”[4].

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[5], por demás de que, es obvio que un ciego de nacimiento no tendrá idea alguna de los edores, las formas geométricas, etc…

Frente al apriorismo platónico, Aristóteles planteará con insistencia que “nada hay en nuestro pensamiento que no haya estado antes en nuestros sentidos”, llegando a plantear que la teoría platónica de las ideas no pasa de ser una “fantasía poética innecesaria”.
En el Felón, Platón plantea que los sentidos pueden (y con frecuencia lo hacen) engañarnos respecto de lo cual, al parecer Aristóteles va a plantear que los testimonios de los sentidos son siempre seguros cuando se ponen en práctica los recursos de lugar
[6]…la falta de certeza se presenta cuando a tales o cuales objetos aplicamos estos testimonios.

Ahora bien, los sentidos no hacen sino percibir (sensación, percepción sensible) la forma de los objetos sensibles, haciendo abstracción de la materia que le sirve de envoltura (especies sensibles)
[7]. Al sucederse cierto número de éstas representaciones en nuestra memoria se van formando representaciones de una generalidad cada vez mayor, asi, comenzamos- por ejemplo – percibiendo un tipo concreto de planta, verbigracia el naranjo, la caoba, etc., surgiendo en ésa medida la representación de vegetal; el grado de generalidad alcanzado por ésta representación le hace situarse en un nivel muy cercano del universal tanto que ya se halla casi expuesto a ser superado por el mismo, de ahí las razones por las cuales se las llame especies inteligibles, pero en la medida en que aun no ha alcanzado el estadio superior del alma, aun se halla confinado al momento pasivo del entendimiento, es decir, sensible, en última instancia todavía “corruptible e inestable”.

Esta “labor” estará exclusivamente reservada para aquella instancia que Alejandro de Afrodisia bautizó cinco siglos más tarde con el nombre de Entendimiento Agente, que actúa de manera activa y creadora sobre ésta materia semi-elaborada para extraer de allí la esencia pura, ideal…el concepto. Ahora bien, el entendimiento agente no actúa sin el testimonio primero del entendimiento pasivo (imágenes), empero su actividad es autónoma, propia, y hasta cierto punto, “independiente”; ésta actividad es la que se encarga de hacer consciente el espíritu de la “quididad” o esencia pura del objeto o grupo de objetos en cuestión.
En “De Ánima” Aristóteles plantea claramente que “la mente en estado pasivo es tal porque viene a ser todas las cosas, pero la mente posee otro aspecto según el cual hace ella todas las cosas; es este una especie de estado positivo como la luz, pues la luz, en algún sentido hace actuales los colores que son solo potenciales. La mente es en éste sentido separable; no es pasiva ni está mezclada con nada, puesto que es esencialmente una actualidad “(…)”. El conocimiento actual es idéntico a su objeto” (…)”. La mente no piensa intermitentemente. Cuando está separada, ella es su propia verdad y nada más, y solamente esto es inmortal y eterno – pero no recordamos, porque mientras que la mente en éste sentido no puede ser actualizada, la mente en su sentido pasivo es perecedera - , y sin esto no piensa nada”
[8]

Los precedentes planteos ponen de manifiesto casi gráficamente una gnoseología totalmente divergente – sino opuesta – respecto de la gnoseología platónica. Se trata de una clara reacción contra el racionalismo del maestro. Mientras que en Platón las esencias entitativas (universales) se hallan fuera de los seres sensibles, en Aristóteles residen en el ser.
Siendo los universales conceptos o entidades apriorísticas sino residentes en el mundo real-sensible, es que es a partir de las particularidades que mentalmente se ha de estructurar el universal, que es el fundamento vital de todo saber científico. A todo el innatismo platónico se opondrá la percepción sensible, pues si desde un principio- objeta Aristóteles- está alojado el más neto saber “¿Cómo podríamos pasar por alto éste hecho?”

Los puntos de contacto, o mejor dicho, la estrechez de los lazos entre Aristóteles y su viejo maestro en este aspecto de sus filosofías parecen estrecharse hasta semejar la fusión.

[1] Aristóteles; Metafísica, Libro VII – C. XXI – pág. 167
[2] Aristóteles; Anal. Post. Pág.45 – Párr. I - II
[3] Aristóteles; “Ética Nocimaquea”; Libro VI – Cáp. XI 1143b – pág.1248 – Párr.
[4] Aristóteles; “Analíticos posteriores”, Libro II Cáp. XIX – 100 b/pág. 413
[5] Aristóteles; “Analítica posterior”; Libro II, Capítulo XIX – 99b/pág.412
[6] “Los hechos no han sido todavía observados de modo satisfactorio” (…) Tomado de: Aristóteles; Generación de los Animales.
[7] Aristóteles; “De ánima” Libro II, Cáp. XII, párr. I /424b
[8] Aristóteles; “De Ánima”; Libro I – Cap. V, Obras…

1 comentario:

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...estoy enormemente feliz de estar en tu espacio, nose como seguirte pero si invitarte a mis horas rotas ...tuyo siempre jose ramon.