
a Juan Carlos
y Zoraima Carolina,
ahora que ingresan a la universidad*
Los miro alejarse
los dos
cada día temprano en la mañana
con sus pasitos torpes
sus alforjas de sueño
y su horizonte de nada.
Y yo me quedo solo
contemplando la distancia,
destasando con mis manos
el ovillo de los tiempos que se fueron
y del cielo que perdí.
En primavera y en otoño
bajo el sol de mayo
o la lluvia de agosto.
* Este intento de canción se lo escribí a ustedes, cuando aún eran pequeñitos, pequeñitos, luego de dejarlos, a pocos pasos del portón del Colegio “Divina Pastora”, en un tiempo en que Marsella Alexandra aún no estaba inscrita en la escuela.
1 comentario:
Muy bello! Llenan de nostalgia el recordar aquellos bellos tiempos! Ya son mayores y como la ley de la vida, siguen avanzando en sus propias direcciones!
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