domingo, 31 de agosto de 2008

Epílogo

Quien está equivocado no precisa de castigos, sino de orientación. Las presentes notas no tienen otra pretensión que la de convertirse en material de discusión.

La crítica es, acaso, uno de los recursos racionales más preciados con que contamos, los que hemos dedicado lo mejor de nuestras vidas a estos quehaceres, para enmendar, superar o desechar incluso las propias ideas. Permanecer abierto a todos los afluvios del pensamiento humano es, quizás, la actitud más genuinamente propia de quien se precie de ser un filósofo, así sea en estado naciente.

El filósofo ha de huir, como la sombra a la luz, de las soluciones definitivas. Y, ante todo, ser humilde y oír con paciencia a los demás.

Mi máxima preocupación al llevar al papel estas sugerencias no fue garantizar la colocación “profesional” del egresado ni hacer más accesible el Plan de Estudios de la Licenciatura en Filosofía, sino la necesidad de estructurar un pensum, que, cursado por una persona realmente interesada y con las condiciones orgánicas e intelectuales indispensables, haga de ésta un individuo capaz de entender y estructurar un pensamiento crítico, sistemático, metódico y problemático. Consciente de sus supuestos, sus alcances y sus límites.

Por
lo tanto, su formación ha de ser lo más integral y multidimensional posible. Hoy, por más razones que nunca. Encapuchados dómines se han adueñado del mundo. Su mayor orgullo es no equivocarse nunca y hablar sin rubor sobre cosas que nunca aprehendieron ni entenderán jamás. Quitad a algunos políticos el derecho a las habladurías y a hacer uso de razonamientos falaces y veréis cómo los matan la soledad y el silencio.

El punto de partida de mi exposición tiene dos facetas o dimensiones. La primera es la idea, establecida en el Plan de Estudios vigente, de la transitoriedad del mismo. El segundo elemento de juicio me viene dado por la incuestionable calidad de los egresados. Actor y testigo soy de la calidad de un grupo de jóvenes que estudiaron con el pensum actual y que, en el ámbito intelectual, son verdaderas promesas. algunos de ellos ya son ayudantes y profesores universitarios.
Puede ser que sus dotes provengan de la capacidad de los profesores que tuvieron o de la disciplina intelectual de cada uno de los aspirantes a filósofos; pero también pudo ser que su enjundia no sea del todo ajena al Plan de Estudios que sirvió de guía a sus inquietudes en el área. Sea este dato una advertencia a quienes creen que se puede suprimir en bloque todas o casi todas las asignaturas del listado de materias vigente sin desmed
ro del tacto, de la mesura y del buen sentido que amerita una revisión curricular.

Todo en el mundo es humanamente perfectible. He dejado correr la pluma al compás del torrente de las ideas que me dictaba la imaginación. Es probable que me haya excedido, pero no he querido poner reglas a mi ensueño de ver surgir un movimiento filosófico fuerte y pluridimensional en nuestro país. He soñado consciente de que lo hacía. Sin olvidar ni un instante que los sueños son como los ángeles: demasiado hermosos para ser reales.

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